Septiembre 27, Esta maravillosa obra maestra
Mi Padre me ha creado.
En el libro de Job, encontramos un resumen hermoso del trabajo creativo de Dios al formar nuestros cuerpos:
Tus manos me hicieron y me formaron; ¿y luego te vuelves y me deshaces? Acuérdate que como a barro me diste forma; ¿y en polvo me has de volver? ¿No me vaciaste como leche, y como queso me cuajaste?... (Job 10:8-11)
Al usarse la palabra "formó” en Génesis 2:7, nos indica un trabajo muy cuidadoso y hábilmente realizado, así también, Job enfatiza la gran habilidad y el cuidado que Dios tuvo al formar el cuerpo humano. ¡Qué expresiones tan vívidas! Los versículos 10-11 dicen, "Me vestiste de piel y carne, y me tejiste con huesos y nervios". Que imagen más linda de la interrelación entre las distintas partes principales del cuerpo. En el Salmo 139, David escribió, "Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas" (Versículo 16).
Dios hizo que su cuerpo llegara a tener un plano detallado de su existencia, y cada miembro están todos contados. Cada miembro está escrito en el libro de Dios. Compare esa declaración con lo que Jesús dijo en Lucas 12:7: "Pues aún los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues, más valéis vosotros que muchos pajarillos". Tal es la importancia del cuidado de Dios por nuestros cuerpos físicos, Él se interesa incluso en los más mínimos detalles. Al darnos cuenta de esta verdad, también debemos darnos cuenta de que Dios tiene un propósito para la maravillosa obra maestra que son nuestros propios cuerpos.
Gracias Señor, porque Tú obras en mí. Proclamo que Dios me formó con gran habilidad y cuidado y Él tiene un propósito para esta maravillosa obra maestra que es mi cuerpo. Mi Padre me ha creado. Amén.