Septiembre 22, La amplitud de nuestra herencia

 

He recibido el Espíritu de adopción, y por Él, clamo, "Abba, Padre".

 

Miremos un versículo que habla de la amplitud de nuestra herencia en Cristo. Romanos 8:32 dice, "El (Dios) que no escatimó ni a Su propio Hijo (Jesús), sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?". Cuando recibimos a Cristo, Dios nos da todas las cosas gratuitamente. Aparte de Él, no recibimos otra cosa. Hay un gran énfasis en este versículo sobre el alcance de la herencia y su libertad absoluta. No se puede ganar. Recibimos como un regalo, es gratis y que incluye todas las cosas. Al recibir a Cristo tenemos toda la herencia, todo lo que Dios el Padre tiene, y todo lo que Dios el Hijo tiene.

En su primera epístola a los Corintios, Pablo intentó mostrar a los creyentes cuan enriquecidos ellos eran. En verdad los reprendió un poco porque estaban actuando como si fueran pobres. Estaban siendo tacaños, mezquinos, y envidiosos unos de otros. Pablo dijo, en efecto, "Ustedes no se dan cuenta de lo que tienen".

"Así que nadie se jacte en los hombres, porque todo es vuestro:  ya sea Pablo, o Apolos, o Cefas, o el mundo, o la vida, o la muerte, o lo presente, o lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios" (1 Corintios 3:21-23). Qué declaración más maravillosa. Pablo dijo, en efecto, "Todas las cosas les pertenecen a ustedes. Dejen de ser mezquinos y frívolos. Además, no se obsesionen demasiado con los predicadores. Dejen de tener una mente cerrada. Todo les pertenece". Recuerde, la herencia se nos fue dada libremente; no lo podemos ganar. Pero es importante que le pidamos al Espíritu Santo que incremente nuestra fe y nuestro entendimiento. El Espíritu Santo es el administrador y a menos que Él nos hable y nos guíe a la verdad, estas serán solo palabras, y no realidad. El Espíritu Santo hace que las promesas se hagan realidad.

 

Gracias Padre, porque soy Tu hijo. Proclamo que, al recibir a Cristo, soy heredero de la herencia total. He recibido el Espíritu de adopción, y por Él, clamo, "Abba, Padre". Amén. 

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