Sentado sobre el diluvio
Salmo 29:10–11
Jehová preside en el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre. Jehová dará poder a su pueblo; Jehová bendecirá a su pueblo con paz.
El salmista presenta aquí al Señor como un Rey poderoso que está sobre su trono. Él preside sobre el diluvio, sobre las poderosas y embravecidas olas del mar. El mar nos habla de tremendas fuerzas que se desatan en el universo, que podrían poner en peligro nuestra propia vida, y que no podemos controlar. Pero el salmista nos recuerda que sobre estas fuerzas hay un Rey, alguien sentado en un trono que preside, y es el Señor.
El salmista dice que doquiera que damos al Señor nuestra alabanza, lo coronamos y reconocemos como Rey, y entonces Él obra como Rey a favor nuestro. Y así, cuando reconocemos que el Señor tiene su trono sobre las lluvias, y cuando le ofrecemos nuestras alabanzas, Él responde de dos formas: da poder a su pueblo y lo bendice con paz. En última instancia, la fortaleza que podemos tener en los días de presión es la fortaleza que viene del Señor.
“Los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas”, y en medio de todas las presiones, Dios bendice a su pueblo con paz. La paz no depende de las circunstancias externas, sino de una relación personal con el Señor que preside en el diluvio.