Octubre 19, Cumplimiento de las promesas de Dios

 

Seamos diligentes.

 

La mayoría de las promesas de Dios son condicionales. En otras palabras, cuando Dios da una promesa, Él dice, "Si tú vas a hacer esto, luego yo haré aquello". No tenemos derecho a reclamar la promesa a menos que primero se cumpla la condición que Él nos pone por delante.

Necesitamos ver que el cumplimiento de las promesas de Dios no depende de nuestras circunstancias, sino de nuestro cumplimiento a esas condiciones de Dios. Debemos mantener nuestros ojos en las condiciones, asegurándonos de cumplirlas en vez de ser influenciados por las circunstancias que tal vez nos impidan hacerlo.

Miremos al ejemplo de Abraham. Dios le había prometido a Abraham un hijo que iba a ser su heredero, sin embargo, él llegó a la edad de 99 años, y aún no había tenido ningún heredero. (Por su cuenta, él produjo a Ismael, pero él no iba a ser el heredero). ¿Por qué Dios permitió que Abraham alcanzara una edad tan avanzada antes de que Él cumpliera Su promesa? ¿Por qué Dios a menudo nos lleva a una situación donde parece que todo es imposible antes de que Él cumpla las promesas que estamos esperando?

Primero, tenemos que vaciarnos de toda autoconfianza, y darnos cuenta de que si algo va a suceder Dios será el único que pueda hacerlo. El propio cuerpo de Abraham estaba inútil para procrear, al igual que el útero de su esposa. No había manera natural de que la promesa pudiera ser cumplida. Abraham tuvo que fijar sus ojos exclusivamente en Dios, El único que pudo de cumplir la promesa.

Segundo, cuando finalmente se cumple la promesa, toda la gloria es para Dios. Recuerde, el propósito de las promesas es que Dios sea glorificado. Cuando hay una posibilidad de que nosotros hagamos algo por nuestra cuenta, podríamos ser tentados a tomar crédito por eso. Sin embargo, cuando llegamos al punto donde sabemos que no podemos hacerlo con nuestro propio esfuerzo, y hemos agotado toda confianza propia, toda la gloria realmente es para Dios.

 

Gracias Señor, por la promesa de entrar en Tu reposo. Proclamo que el propósito de las promesas es que Dios sea glorificado. Seré diligente. Amén.

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