Noviembre 29, Una habilidad adquirida

 

Consideremos los unos a los otros.

 

Servir es una habilidad que tenemos que adquirirla. No es algo que viene solo y ciertamente no está en nosotros por naturaleza. Un camarero en un restaurante, por ejemplo, es una persona que, en un sentido, es llamado a servir. Sin embargo, un camarero necesita ser entrenado. Tengo un amigo que solía ser camarero, y una vez me explicó todo lo que involucra ser un buen camarero. Cuando entendí el proceso de entrenamiento, me di cuenta de que no es algo que viene solo; servir es una habilidad que tenemos que adquirir. Tenemos que estudiar a los demás para descubrir que produce una respuesta positiva, y no una negativa. Tenemos que estudiar a los demás para provocarlos a amar y a hacer buenas obras, no lo opuesto. Servir requiere práctica, entrenamiento y disciplina.

Servir también requiere el ambiente adecuado. Después de decir, "consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras " (Hebreos 10:24 LBLA), el escritor de Hebreos continuó diciendo, "no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca " (versículo 25, LBLA). Debemos aprender a servir en el entorno correcto, que está expresado en estas palabras "congregarnos". Significa que con regularidad estamos en comunidad de fraternidad íntima, y con un compromiso.

En el versículo siguiente el escritor presentó la desastrosa alternativa. Inmediatamente después de advertirnos que no dejemos de congregarnos, él dijo, " Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, sino cierta horrenda expectación de juicio... " (versículos 26-27 LBLA). Lo que esto implica es que, si no nos mantenemos en el ambiente correcto, si no estamos con regularidad en una comunidad de fraternidad íntima, y con un compromiso, volveremos a pecar. El único camino seguro es mantenernos en fraternidad, considerar a las demás personas, y aprender a servirlas con gozo.

 

Gracias Señor, porque Tú me ayudas a amar a otros. Proclamo que permaneceré en fraternidad, aprendiendo a servir, y concentrarme en considerar a las demás personas. Consideraré a otros. Amén.

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