Noviembre 25, Fe en el presente-Esperanza en el futuro
Mantengamos firme nuestra confesión sin vacilar.
En el capítulo 11 del libro de Hebreos encontramos la definición de fe, la única palabra explícitamente definida en la Biblia. "Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1). Aquí vemos una relación entre la fe y la esperanza. La fe se entiende con un aquí y un ahora; la esperanza es para el futuro. La fe es algo material, es algo tan real que en otras versiones bíblicas se le llama una sustancia. Está en nuestros corazones. En base a la fe, podemos tener una legítima esperanza para el futuro. Pero la esperanza que no está basada en una fe legítima es sólo una ilusión.
Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para...ser salvo. (Romanos 10:9-10)
En el Nuevo Testamento, creer es una palabra de acción. No es una cosa estática o una posición intelectual. Hay algo en su corazón que lo lleva a algo nuevo. Fe es un verbo que expresa movimiento: por fe creemos en la justicia y la salvación. Usted puede tener fe intelectual y nunca ser cambiado. Puede aceptar todas las doctrinas de la Biblia con su intelecto, pero permanecer exactamente igual. Pero cuando usted tiene fe en su corazón, está le guía a la salvación.
La fe está en el presente; la esperanza en el futuro. La fe Bíblica está en el corazón; la esperanza está en la mente. Pablo escribió a ambas de manera detallada e interesante: "Nosotros que somos del día, por el contrario, estemos siempre en nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación" (1 Tesalonicenses 5:8). Dos elementos de la armadura son mencionados en este versículo. La fe es una coraza, que protege el corazón, y la esperanza es el casco, que protege la cabeza. La fe está en el corazón; la esperanza en la mente.
Gracias Señor, porque Tú eres fiel, Tú me das esperanzas. Proclamo que me pongo la fe, la coraza que protege mi corazón, y la esperanza, el casco que protege mi mente. Mantendré firme mi confesión sin vacilar. Amén.
