Noviembre 16, Siete veces

 

Acerquémonos al Lugar Santísimo.

 

El Antiguo Testamento profetiza cómo Jesús iba a pagar el precio y hacer el último sacrificio. Esto se encuentra en el mandato para el Día de la Expiación, descrita en detalle en el libro de Levítico, capítulo 16. El sumo sacerdote tenía que entrar una vez cada año al Lugar Santísimo, el lugar más Santo. Tenía que llevar dos cosas: un incensario lleno de incienso, lo que producía una nube aromática que lo cubría a él y al propiciatorio, y la sangre del sacrificio, ofrecida a su favor.

Al acercarse al Lugar Santísimo de esta manera, tenía que rociar la sangre siete veces, entre el segundo velo, donde él entraba, y el lado frontal (o este) del propiciatorio mismo. Así que, inicialmente, la sangre se salpicaba siete veces. Creo que este fue una exacta anticipación profética de como Jesús iba a rociar Su propia sangre de camino a la cruz, así como en la misma cruz. El número siete indica la obra del Espíritu Santo, es el número que representa totalidad, o la perfección, indicando una obra perfecta. El rocío profético fue cumplido exactamente en la manera en que Jesús derramó Su sangre: Él derramó Su sangre precisamente siete veces antes de que se cumpliera todo el sacrificio. 

En ese derramamiento séptuple, el cuerpo de Jesús fue vaciado de sangre. Él literalmente derramó Su alma hasta la muerte en estos pasos: (1) Su sudor se volvió en sangre (por ejemplo vea Lucas 22:44), (2) le escupieron el rostro y le dieron puñetazos (por ejemplo vea Lucas 22:63-64), (3) le escarnecieron y le azotaron, (por ejemplo vea Lucas 18:33), (4) le arrancaron su barba (por ejemplo vea Isaías 50:6), (5) se le colocó corona de espinas en su cuero cabelludo (vea por ejemplo, Mateo 27:29), (6) Sus manos y Sus pies fueron atravesadas con clavos (por ejemplo vea Juan 20:25), y (7) se le abrió Su costado con una lanza (ver, Juan 19:34).

 

Gracias Señor, porque me puedo acercar a Ti por la sangre de Jesús. Proclamo que al rociar Su sangre siete veces, Jesús hizo el sacrificio completo. Me acercaré al Lugar Santísimo. Amén.

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