Noviembre 11, Nuestro objetivo espiritual

 

Avancemos hacia la madurez.

 

Por lo tanto, dejemos a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, y avancemos hacia la perfección. No volvamos a cuestiones básicas, tales como el arrepentirnos de las acciones que nos llevan a la muerte, o la fe en Dios, o las enseñanzas acerca del bautismo, o la imposición de manos, o la resurrección de los muertos y el juicio eterno. (Hebreos 6:1-2)

Nosotros buscamos llegar a la perfección. Desafortunadamente, como he dicho previamente, la palabra perfección tiene un sonido poco atractivo para la gran mayoría de creyentes debido a que han estado expuestos a alguna doctrina sobre la perfección la cual está exento de pecado. En la mayoría de los casos, quienes claman haber alcanzado la perfección, demuestran justo lo opuesto por sus palabras, su comportamiento, y su estilo de vida. Esta actitud hipócrita ha impedido que las personas busquen la perfección.

Me gustaría recordarle las tres traducciones relacionadas de la palabra perfección, las cuales tienen más sentido: "madurez", "plenitud", y "realización". La palabra griega traducida como "perfección" viene de un sustantivo que significa "fin". Por lo tanto, nos da la idea de una meta o un objetivo hacia el cual estamos yendo. Creo que todos estaríamos de acuerdo que tener una meta espiritual es algo deseable. Habiendo llegado al camino de la justicia por fe, podemos seguir adelante, o podemos retroceder. Dios no estará complacido con nadie que se vuelve atrás, así que pertenecemos a aquellos que continúan ocupándose de la salvación completa de sus almas. (Vea Hebreos 10:38-39).

Hay dos cosas: lo real y lo ideal. Alguien maduro ve lo ideal, pero vive con lo real. Fallar es aceptar lo real y rechazar lo ideal; y es ser inmaduro si sólo se acepta lo que es ideal y se rechaza lo real. No critique lo real porque ha visto lo ideal; no rechace lo ideal porque ve lo real. Madurez es vivir con lo real, pero aferrarse a lo ideal.

 

Gracias Señor, porque Tú me estás guiando hacia adelante. Proclamo que pertenezco a quienes se están ocupando de la salvación completa de mi alma, la meta de la madurez, plenitud y realización. Avanzaré hacia la madurez. Amén.

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