No se deje tentar por palabras dulces
Proverbios 5:3–5
De los labios de la adúltera fluye miel; su lengua es más suave que el aceite. Pero al fin resulta más amarga que la hiel y más cortante que una espada de dos filos. Sus pies descienden hasta la muerte; sus pasos van derecho al sepulcro [o al Seol, el mundo de las tinieblas].
Una de las tentaciones más comunes que enfrentan los hombres y las mujeres hoy día es la tentación a la infidelidad conyugal, al adulterio. El diablo puede hacer que algo malo parezca muy atractivo. Si un hombre ha peleado con su esposa, ella no muestra su mejor actitud y él sale, se va a un bar o un lugar para entretenerse o viaja en un avión, y entonces aparece una mujer a quien el diablo hace ver muy atractiva. Pero recuerde, hay una diferencia entre lo que brilla y lo que es verdaderamente hermoso. Y detrás de ese brillo y debajo de esa superficie hay algo que es mortífero y nocivo.
La Biblia es muy franca, y nos advierte con antelación: “No seas tentado por esas palabras que son tan dulces como la miel, tan suaves como el aceite”, porque si sigue ese camino, el fin es la humillación y la muerte, la ruptura y el fin de toda la dicha y la felicidad que Dios había planeado darle.
Qué advertencia tan práctica para nuestros días. Si usted sufre en este momento esa tentación, recuerde que el final de ese camino es la muerte. Termina en el Seol, en el infierno.