Mayo 11, Cumpliendo con las condiciones de Dios

 

Jesús soportó nuestra pobreza para que compartamos Su abundancia.

 

Debemos hacer una distinción importante y lógica sobre lo que significa ganarnos la gracia de Dios, lo cual es imposible, y cumplir las condiciones de Dios, lo cual es obligatorio. No podemos ganarnos la abundancia de Dios, que viene sólo a través de la gracia; sin embargo, estamos obligados a cumplir con las condiciones que Dios ha establecido para recibir su abundancia a través de la fe. Si no cumplimos estas condiciones, nuestra fe no tiene fundamento bíblico. En realidad, es simplemente jactancia.

Para cumplir con las condiciones de Dios, nuestras actitudes y motivos deberían ser correctos. Todos haríamos bien si cuidadosamente examináramos nuestros motivos, en especial a aquellos relacionados con las ganancias monetarias. Los motivos impuros en relación al dinero incluyen: (1) idolatrar la riqueza ("avaricia, que es idolatría" [Colosenses 3:5]-"la raíz de todos los males es el amor al dinero" [1 Timoteo 6:10]); (2) perseguir la riqueza de maneras deshonestas ("El que acapara riquezas injustas es perdiz que empolla huevos ajenos" Jeremías 17:11 NVI, vea también Proverbios 28:8); (3) básicamente confiar en la riqueza para la seguridad y el bienestar ("El que confía en sus riquezas caerá" Proverbios 11:28-"No se alabe...ni el rico se alabe en sus riquezas" [Jeremías 9:23]); (4) usar la riqueza para beneficio y conveniencia propia ("Hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza" [Proverbios 11:24]).

En Lucas 12:16-21, Jesús relató la parábola del hombre rico que construyó graneros grandes y los llenó con sus productos. Pero el Señor le dijo, "Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma" (versículo 20). Jesús luego añadió, "Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios" (versículo 21). Donde primero tenemos que dirigir nuestras riquezas es hacia Dios, dándole a Él nuestros diezmos y ofrendas para la edificación de su reino.

 

Gracias Jesús por tu obra en la cruz. Proclamo que recibo la abundancia de Dios para mí a través de la fe mientras cumplo con sus condiciones porque Jesús soportó mi pobreza para que yo comparta Su abundancia. Amén.

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