La muerte trae vida

 

 

Juan 12:24 (23-25)

Jesús les respondió diciendo:... De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

     ¿Puede ver que esta es una ilustración muy gráfica? Usted tiene un grano de trigo en su mano, envuelto en una cubierta dura. Ahí lo tiene, en su mano. Es suyo, es su vida, usted la controla, y usted es quien toma las decisiones. Puede decidir lo que quiere hacer con ella. Puede aferrarse a ella y guardarla, pero Jesús dice que si la guarda quedará sola. Nunca saldrá nada más de ella.

     ¿Cuántas personas solas hay a nuestro alrededor en el mundo actual? Justamente por eso están solas. Se han aferrado a ese pequeño grano, y no están dispuestas a renunciar a él. Y ahí lo tienen. Es todo suyo, pero cuán solo queda. ¿Qué otra alternativa tienen? Dejarlo ir, renunciar a él, entregarlo a Dios, dejar que Él tome el control; dejar que caiga en tierra, que quede enterrado y oculto, sepultado en la oscuridad. Quizás las personas caminen sobre él, pero la promesa de Dios es que de Él saldrá vida nueva: una vida que vale la pena vivirse, que no se limita a esta vida, sino que se extiende a la eternidad.

 

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