Diciembre 24, Labios que dan gracias
Ofrezcamos continuamente sacrificio de alabanza a Dios.
"Por medio de Jesús ofrezcamos siempre un sacrificio a Dios, ese sacrificio es la alabanza que viene de los labios que proclaman su nombre (Hebreos 13:15 PDT). Para mí, esta resolución es muy apropiada y hermosa porque es algo que se nos instruye a hacerlo siempre: si todo el año ofrecemos continuamente un sacrificio de alabanza a Dios, esto marcará la gran diferencia en cuanto a lo que el año nos depara a cada uno de nosotros.
Este paso final de ofrecer un sacrificio de alabanza a Dios se relaciona directamente, y de una manera práctica, a los dos pasos previos, los cuales fueron, "demostrar gratitud" y "salgamos a Él fuera de la puerta".
La gratitud naturalmente lleva a la alabanza. Hay muchos pasajes en la Biblia en los cuales la acción de gracias está relacionada con la alabanza. Uno de los más bellos es el Salmo 100:4: "Entrad por sus puertas con acción de gracias, y a sus atrios con alabanza". El primer paso para tener acceso a Dios es el agradecimiento; el segundo paso es la alabanza. La acción de gracias lleva a la alabanza. Encuentra su expresión en la alabanza, y fluye de la alabanza.
El paso previo justo antes de éste, "salgamos a Él fuera de la puerta", nos libera de las dos esclavitudes, de satisfacernos a nosotros mismos y complacer al mundo. De nuevo, este paso está directamente relacionado a la ofrenda del sacrificio de alabanza. Usted tal vez no lo vea al principio, pero hay dos obstáculos para la alabanza espontánea y fluida en nuestras vidas: el amor a sí mismo y al mundo. Mientras nuestros afectos estén centrados en nosotros mismos o en el mundo, no somos realmente libres para alabar a Dios. La cruz remueve estos dos obstáculos y nos deja libres para alabar a Dios.
Gracias Señor. Yo te alabo. Proclamo que quito todos los obstáculos y ofrezco alabanza a Dios, "la alabanza que viene de los labios que proclaman Su nombre". Ofreceré continuamente un sacrificio de alabanza. Amén.
