Diciembre 21, Su exilio: Nuestra aceptación

 

Salgamos a Él fuera del campamento.

 

En el capítulo 16 de Levítico, leemos sobre el Día de la Expiación, específicamente sobre el chivo expiatorio. En este día se involucraba a dos cabras. Una cabra era una ofrenda de pecado, y era sacrificada. La otra cabra, la cual era llamada azazel, o "chivo expiatorio" (Levítico 16:8), este era enviada fuera al desierto. Era enviada fuera a una tierra deshabitada a deambular por allí sin esperanzas y a morir de sed. Esta nunca regresó.

Jesús fue el chivo expiatorio en la imagen del Día de la Expiación. Fue desterrado de la presencia de Dios Todopoderoso. En realidad, Jesús es simbolizado por las dos cabras. Como la ofrenda de pecado, Él murió en la cruz. Sin embargo, como el chivo expiatorio, Él fue alejado de la presencia de Dios, soportando nuestro rechazo. Lo opuesto del exilio es aceptación. Eso está declarado en Efesios 1:6: "Él nos hizo aceptos en el Amado".

Todos debemos entender que somos aceptados. Nuevamente, uno de los problemas más comunes que las personas tienen en la América moderna es el sentimiento de rechazo. En cualquier congregación dada, puedo garantizar que hay varias personas que están luchando con sentimientos de rechazo. En la mayoría de los casos, estos sentimientos son debido a los padres, al crecer, tal vez nunca han creído que sus padres realmente los querían, por lo tanto, nunca aprendieron a sentirse aceptados. Andan por la vida sintiéndose rechazados, tristes, incapaces de integrarse con otras personas, e incapaces de mostrar amor, porque nunca han experimentado amor.  

He aprendido por experiencia que una de las grandes claves para ayudar a estas personas es impartirles la seguridad de que son aceptadas por Dios. Es también un consuelo saber que Él mismo conoce el dolor del rechazo, ya que nadie más fue tan completamente rechazado como Él cuando murió en la cruz por nuestros pecados.

 

Gracias Señor porque Tú me estás llamando a dejar este mundo atrás. Declaro, porque Jesús fue rechazado de la presencia de Dios todopoderoso, yo soy "acepto en el Amado". Saldré a Él fuera del campamento. Amén.

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