Diciembre 20, La marca de la separación

 

Salgamos a Él fuera del campamento.

 

En el Evangelio de Juan, Jesús hizo esta declaración:

Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a ustedes, me aborreció a mí. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece. (Juan 15:18-19 NVI)

Si el mundo "nos ama como a los suyos", esta es una señal segura de que no pertenecemos a Jesús. Tenemos que prestar atención a esa advertencia. Entonces al entender esto, ¿cuál debería ser nuestra actitud? Pablo lo expresó bien en Gálatas 6:14: "Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo" (LBLA).

Nunca nos gloriemos o pongamos confianza en nada más que en la cruz del Señor. No en la educación, ni la religión, o denominación, ni ninguna de estas cosas. Indiscutiblemente, podemos gloriarnos sólo en la cruz del Señor Jesucristo, donde Jesús ganó una victoria total, permanente, irreversible sobre todas las fuerzas del mal. A través de la cruz, "el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo". La cruz es la marca de la separación entre el pueblo de Dios y el mundo. Cuando aceptamos el principio de la cruz en nuestras vidas, ya no pertenecemos a este mundo. Jesús nos dio esta bella promesa de victoria: "Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo" (Juan 16:33 NVI).

Vamos a tener problemas, ¡pero Jesús ha vencido al mundo! Además, a través de Él, nosotros podemos vencer al mundo, si estamos dispuestos a ir fuera del campamento con Él, llevando su oprobio.

 

Gracias Señor porque Tú me estás llamando a dejar este mundo atrás. Proclamo que acepto la cruz como una marca de separación entre el pueblo de Dios y el mundo, un mundo al que ya no pertenezco. Saldré a Él fuera del campamento. Amén.

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