Deleitarse en Dios

 

Salmo 37:4

Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.

Observe esa primera palabra: “Deléitate”. Una vez oí que alguien hizo esta pregunta a un grupo de personas: “¿Usted disfruta su religión o la sufre?” Creo que para la mayoría, la religión es algo que se sufre. Es como una obligación desagradable que tiene que cumplirse. Pero así no es como Dios quiere que sea nuestra experiencia con Él. Él no quiere que lo suframos, sino que nos deleitemos en Él.

La confesión Westminster, que es la declaración doctrinal de base de la iglesia Presbiteriana, dice lo siguiente: “El deber supremo del hombre es glorificar a Dios y deleitarse en Él para siempre”. ¿Alguna vez ha pensado en disfrutar al Señor? Dios dice: “Deléitate en mí, y yo te concederé las peticiones de tu corazón”. Eso no significa simplemente que Dios hará por nosotros todo lo que podamos desear o pensar. Significa que Él pondrá en nosotros nuevos deseos: deseos piadosos y provechosos, la clase de deseos que Dios mismo tiene. Y entonces Él los satisfará porque Él los ha puesto allí primero. Y todo eso viene cuando nos deleitamos en el Señor, cuando encontramos verdadero gozo, deleite y satisfacción en nuestra relación personal con el Señor. Así viene esa bendita paz que Él pondrá en nuestro corazón, esos deseos que Él mismo tiene y que quiere compartir con nosotros, deseos que al ser satisfechos traen provecho.

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