Agosto 31, Dando la bienvenida al pródigo
En amor, mi Padre me ha predestinado para ser adoptado como Su hijo o Su hija.
Vamos a revisar una verdad central ilustrada en la parábola del hijo pródigo, que está en Lucas 15:11 al 32, donde Jesús relató a Sus discípulos. El padre estaba afuera esperando que su hijo regrese al hogar. Otras personas no tuvieron que venir y decirle, "¡Tu hijo regresa a casa!" porque el padre fue el primero en saberlo. Él lo sabía antes que el resto de la familia lo supiera.
El propósito de Dios para nosotros en Cristo es así. No somos rechazados. No somos ciudadanos de segunda clase. No somos sólo siervos. Cuando el hijo pródigo regresó, él estaba dispuesto a ser un siervo. Pero su padre no quería saber nada de eso. Por el contrario, dijo,
Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. (Versículo 22-24)
Se movieron todas las cosas en ese hogar para dar la bienvenida al hijo pródigo. De igual manera, Jesús dijo, "Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento" (versículo 7). Así es como Dios nos da la bienvenida en Cristo.
Gracias, Padre, porque soy Tu hijo. Proclamo que Dios me da la bienvenida en Cristo, regocijándose que estoy vivo. En amor, mi Padre me ha predestinado para ser adoptado como Su hijo o hija. Amén.