Agosto 26, Fruto proporcionado
Nuestro viejo hombre fue muerto en Cristo para que el nuevo hombre pudiera vivir en nosotros.
Santiago habló de la discrepancia en la vida de gente religiosa:
Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce. (Santiago 3:9-12)
Santiago combinó dos imágenes allí. Una es la de un árbol. Él dijo que una higuera nunca producirá otro tipo de fruto, como aceitunas. El tipo de árbol indica el tipo de fruto que producirá. El árbol, en esa imagen, es el corazón; el fruto son las palabras que salen de la boca. La segunda imagen que usó Santiago es la de una fuente de agua. Él dijo que, si de una fuente sale agua salada y amarga, usted sabe que el agua de esa fuente será amarga.
Los dos árboles representan dos naturalezas. Un árbol que produce fruto diferente al que debería producir es corrupto; ese árbol representa el viejo hombre. Un buen árbol es el nuevo hombre en Jesucristo. El viejo hombre no puede producir buen fruto. Muchas veces Jesús dijo eso claramente. (Por ejemplo, ver Juan 15:1-8). De esa naturaleza vieja y carnal, siempre vendrá fruto que corresponde con esa naturaleza.
La fuente o manantial, representa algo espiritual. Un manantial puro es el Espíritu Santo. Un manantial corrupto, amargo e impuro es otro espíritu.
Gracias, Jesús, por el intercambio en la cruz. Proclamo que de mi nueva naturaleza vendrá buen fruto, porque mi viejo hombre fue muerto en Cristo para que el nuevo hombre pudiera vivir en mí. Amén.