Agosto 13, El significado de lo perfecto
He sido hecho perfecto en Cristo.
La palabra perfecto asusta a algunas personas. Tienen la idea de que ser perfecto significa que usted nunca hace nada incorrecto, que usted nunca dice nada equivocado, que usted nunca comete errores. Esas personas dicen, "Si ese es el objetivo, me rindo ahora, porque eso es inalcanzable". Pero la palabra perfecto es encontrada en las Escrituras, y no podemos escaparnos de ella. Tarde o temprano, tenemos que enfrentarla.
Perfecto tiene tres significados principales en las Escrituras. El primero es "maduro" o "completamente desarrollado". Todos vemos eso como un objetivo razonable, algo que no nos genera miedo. Otro significado relacionado es "completo", no tener nada deteriorado o defectuoso. Tenga en mente que estos dos significados no necesariamente van juntos. Una persona puede estar desarrollada por completo y aún tener defectos en algunas áreas de su cuerpo. Tal vez le falte alguna parte de su cuerpo, como un miembro, un dedo, o un órgano. En este caso, la persona es madura pero incompleta. Otra persona puede tener todos sus miembros intactos y funcionando, pero puede que no esté completamente desarrollado o maduro. A esta imagen de la perfección se tiene que combinar la idea de “madurez” con el concepto de “completo”.
En Efesios 4, en la frase donde habla sobre "perfeccionar a los santos" (Versículo 12), el verbo en griego para perfecto significa "articular", o "ensamblar". Una palabra relacionada está en Hebreos 11:3, donde dice que por la Palabra de Dios, "el universo fue formado" o “fue enteramente organizado". Entonces, la palabra perfecto también tiene que ver con formar algo de tal manera que cada parte trabaja armoniosamente con las otras y cumplen su función exacta. Tenemos tres ideas distintas–madurez, completo/perfeccionado, y totalmente integrado, conectados de tal manera que el todo funciona armoniosamente. Ese es el objetivo que las Escrituras nos pone delante nuestro como creyentes.
Gracias, Señor, porque tú obras en mí. Proclamo que Dios me está "perfeccionando"–Él me está madurando, completándome, y colocándome en el lugar que Él tiene para mí. He sido hecho perfecto en Cristo. Amén.