Agosto 11, Un camino a la libertad
Tengo acceso a Dios a través del Espíritu Santo.
Es un hecho importante que el Espíritu Santo es una persona. Él no solamente es una persona, sino que Él es Señor, tanto como Dios el Padre es Señor y Dios el Hijo es Señor. Él es igual a los otros dos miembros de la Deidad. Esto significa que debemos tener la misma actitud reverente hacia el Espíritu Santo como la que tenemos hacia el Padre y el Hijo.
En 2nda. de Corintios 3:17, Pablo hizo esta simple declaración: "Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad".
En este pasaje, vemos el contraste entre las ataduras de la ley, o la de un sistema legal, y la libertad. Hay una sola forma de tener libertad. Donde está el Espíritu Santo, ahí hay libertad.
Muchos cristianos tienen las ideas más extrañas sobre la libertad. Ellos dicen, "Si para las 6:45 del Domingo a la tarde no estamos bailando en la plataforma, no tenemos libertad". O, "Si todos no aplaudimos, no tenemos libertad". Algunos predicadores piensan que, si no zapatean y gritan cuando están en la plataforma, ellos no tienen libertad.
La libertad no es seguir cierto programa en la iglesia. No es hacer ciertos movimientos, como levantar nuestras manos. Eso puede ser libertad, pero puede también fácilmente ser una atadura. Depende de quien lo esté motivando, si es el Espíritu Santo, o si usted lo está haciendo por tradición religiosa. La tradición religiosa produce ataduras; el Espíritu Santo produce libertad.
Gracias, Señor, porque puedo venir a ti. Proclamo que donde está el Espíritu Santo, allí hay libertad. Tengo acceso a Dios a través del Espíritu Santo. Amén.