¡Abre mis oídos!

 

Salmo 40:6–8

Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado.

Cuando el salmista habla aquí acerca de sacrificios, ofrendas y holocaustos, se refiere a la religión externa, y dice en esencia que eso no es lo que Dios busca. Podemos cumplir con todos los ritos y aún así errar.

Él dice: “has abierto mis oídos”. Debemos ser capaces de oír a Dios cuando nos habla personalmente. Lo que necesitamos oír es la voz de Dios, y para eso es preciso que nuestros oídos sean abiertos. Cuando oímos la voz de Dios, ella revela su voluntad.

El salmista dice: “en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado”. Creo que eso es cierto para cada persona que se vuelve a Dios. Hay algo escrito en el rollo del libro que es la voluntad de Dios para cada vida. Y cuando Dios abre nuestros oídos y nos volvemos a Él, y rendimos nuestra vida a Él, haremos el glorioso y asombroso descubrimiento de que Dios ha diseñado un plan especial para cada uno de nosotros, algo que está escrito en el libro eterno de Dios. Es algo que está en el rollo para cada uno en particular.

Dios nunca hace réplicas de personas. Él tiene un plan específico y particular para cada uno de sus hijos. Si tan sólo Dios abriera nuestros oídos y nos volviéramos y rindiéramos a Él, Él podría revelárnoslo.

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