Victoria por medio de la alabanza
Salmo 8:2
De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo.
Algo que observamos en los salmos de David es que él habla mucho acerca de sus enemigos. Si alguien ha tenido enemigos es David. Pero él había aprendido el secreto de cómo enfrentarlos. Había aprendido el secreto de traer la presencia y la ayuda de Dios, y aquí lo revela de manera muy sencilla: ofrecer a Dios alabanza.
Él dice: “De la boca de los niños y de los que maman fundaste la fortaleza”. Los niños y los bebés son los seres más débiles de la naturaleza, pero aun cuando la alabanza proviene de los labios de los más débiles, el efecto es que hace callar al enemigo y al vengativo.
La Biblia nos muestra claramente que todos tenemos un enemigo, un vengativo, alguien que está afuera para destruirnos. Su nombre es Satanás. Es el diablo. Es el acusador de los hermanos. Él es el que nos calumnia, el que siempre está contra nosotros, el que malinterpreta todas nuestras acciones, el que nos acusa delante del trono mismo de Dios. ¿Cómo podemos detenerlo? ¿Cómo podemos callarlo? La respuesta es por medio de la alabanza. Cuando la alabanza sube a Dios, calla a Satanás. Silencia sus acusaciones. Tapa su boca y tenemos acceso libre y directo a Dios. Vivimos nuestra vida sin esa condenación permanente de las acusaciones de Satanás.
Recuerde: la alabanza es el camino para poner a Dios de su lado en contra del diablo.