El don del sueño

 

Salmo 4:8

En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.

Una de las bellas revelaciones de las Escrituras es que el sueño es un regalo de Dios para sus amados. Por eso, y a pesar de estar en medio de presiones, guerras, y graves sucesos a su alrededor, David pudo decir: "En paz me acostaré, y asimismo dormiré". ¿Por qué? Porque su seguridad dependía del Señor, no de las situaciones ni circunstancias, no de las promesas incumplidas del ser humano, sino de las promesas eternas e inmutables de la Palabra misma de Dios.

Él dijo: "Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado", en seguridad y en paz. En consecuencia, cuando llegaba la noche y David se acostaba, sabía que iba a dormir en paz. Hay muchas personas en la actualidad que no tienen esa bendita seguridad. Cuando llega la noche dan vueltas, están angustiadas, afligidas, asustadas, perplejas. Las preocupaciones y los afanes del día las persiguen hasta la noche. ¿Por qué no aprende la lección de David? Resuelva entonces que su seguridad y su paz están en Dios, que Él puede hacerle vivir seguro, y entonces podrá decir: "En paz me acostaré, y asimismo dormiré". Existe un remedio maravilloso para el insomnio.

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