Un mensajero de paz

 

Proverbios 6:12–15

El bribón y sinvergüenza, el vagabundo de boca corrupta, hace guiños con los ojos, y señas con los pies y con los dedos. El malvado trama el mal en su mente, y siempre anda provocando disensiones. Por eso le sobrevendrá la ruina; ¡de repente será destruido, y no podrá evitarlo!

 

Si lo traduzco a un lenguaje moderno me parece que diría: “cuídese del charlatán”. He aquí un hombre que se presenta ante usted y trata de impresionarlo sirviéndose de cada parte de su cuerpo. Habla con su boca pero no es del todo sincero, hace guiños con los ojos, y señas con los dedos. Hace todo lo que está a su alcance, está totalmente decidido a persuadirlo. Y la Biblia dice: “cuídese de ese hombre. Sus motivos no son buenos. Hay maldad en su corazón. Dios va a traer juicio sobre ese hombre”.

Y cuando se va, no deja tras de sí la paz de Dios. ¿Alguna vez ha notado esto en algunas personas? Dicen lo que es correcto mientras están con usted, pero cuando salen por la puerta dejan algo que no es la paz de Dios. Ese hombre no es un mensajero de paz. Sus palabras no son sinceras. Sus motivos no buscaban su bien. Toda la presión que ejerce sobre usted es para llevarlo a hacer algo, comprar algo, creer algo, que no procura su bien. Es algo motivado por sus propios objetivos y deseos egoístas.

Así que la Biblia describe aquí un cuadro muy gráfico de ese tipo de persona y dice, en detalle, lo que dije al comienzo: “cuídese del charlatán, ya sea en asuntos espirituales o materiales”.

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