La verdadera fuente de sabiduría
Proverbios 4:10–13
Oye, hijo mío, y recibe mis razones, y se te multiplicarán años de vida. Por el camino de la sabiduría te he encaminado, y por veredas derechas te he hecho andar. Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos, y si corrieres, no tropezarás. Retén el consejo, no lo dejes; guárdalo, porque eso es tu vida.
Quiero dar mi testimonio personal que confirma la veracidad de estas palabras. Desde pequeño me interesé en la sabiduría. Me volví estudiante y al final profesor de filosofía. El significado literal de la palabra filosofía es “el amor o la búsqueda de la sabiduría”. Sin embargo, la sabiduría que yo busqué no me satisfizo. Me condujo finalmente a la confusión y a la frustración.
Luego, por la maravillosa gracia de Dios, me volví a Él, la verdadera fuente de sabiduría, y a las Escrituras, el vehículo mediante el cual Dios nos comunica su sabiduría. Y ahora puedo mirar en retrospectiva cuarenta años de andar en este camino y tengo que decir que las promesas de Dios son verdad. Él me ha guiado en el camino de la sabiduría y en caminos rectos. Cuando ando, lo hago sin dificultad; cuando corro, no tengo tropiezo. Y aun así sé que no puedo darme el lujo de descuidar la sabiduría.
La advertencia es: aférrese a la instrucción, manténgase firme. Cuando llegamos al punto de creernos que lo sabemos todo, llegamos al lugar más peligroso. Después de cuarenta años de estudiar la Biblia, siento que hay mucho más para estudiar que cuando empecé. Es como un océano infinito en el que apenas he mojado mis pies, pero todo él es maravilloso.