El frasco de la medicina de Dios
Proverbios 4:20–22
Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo.
Durante muchos años he conocido estos tres versículos del cuarto capítulo de Proverbios como “el frasco de la medicina de Dios”. Dios declara que si prestamos atención a sus palabras y sus razones, estas serán vida para nosotros y salud para todo nuestro cuerpo. Algunas versiones traducen la palabra salud como “medicina”. Por eso lo llamo “el frasco de la medicina de Dios”.
Y Dios dice que su medicina nos dará salud en todo nuestro cuerpo. En cada área de nuestro cuerpo físico dará salud. No obstante, recuerde bien las instrucciones del frasco. La medicina solo funciona si se toma según las instrucciones. He aquí cuatro de ellas:
Primero, atienda a la Palabra de Dios.
Segundo, incline su oído y escuche sus razones.
Tercero, no se aparten de sus ojos, manténgalas todo el tiempo delante de sus ojos.
Y cuarto, guárdelas en medio de su corazón.
Si toma la Palabra de Dios conforme a estas cuatro instrucciones, descubrirá, como me ocurrió hace muchos años, que el frasco de la medicina de Dios produce exactamente los resultados que promete. Traen vida y salud a todo su cuerpo. Descubrí que después de un año seguido en el hospital sin que los médicos pudieran ayudarme, la medicina de Dios bastó para sanarme.